El acertijo del garito.

Una calurosa noche de enero, a plena luz del día y con las luces del ocaso peleando con las del alba estaban tres investigadores de la policía del reino de Albacete a las puertas de un garito de esos de mala muerte, alojo de gente de mal vivir, investigaban la desaparición de un tetabrick de leche que tenía como particularidad que el abrefácil realmente se abría fácil, lo que le hacía único en el mundo, allí dentro se suponía que estaba la banda de los responsables del robo, mas para asegurarse debían de entrar, al menos uno, para continuar las pesquisas. Flanagan, Merikeit y Porco Jones configuraban el equipo de investigación.

Sentados disimuladamente en un banco a apenas tres metros de la puerta, con la emisora policial a tope por si les avisaban de alguna pista nueva, conversaban amenizando la espera, en realidad el único que hablaba era Porco, Porco Jones: «Joder, ayer vi un peliculón en telahinco, «El Sexto Sentido», es cojonuda chicos, no te esperas el final, Bruce Willis está muerto». «Después me leí «Caperucita Roja», acojonaos, qué intensidad narrativa, y qué final, el cazador se zumba al lobo y rescata a la abuelita, pero luego muere en el asilo».

En estas llega un tipo de los malos y se acerca a la puerta, se abre una ventanita y el de dentro dice «DIECIOCHO», contestando el malote de fuera «NUEVE», el otro abre la puerta y le deja pasar. Porco, a todo esto seguía: «La caída del impero romano», qué peliculón chavales, y al final se cae y bla bla bla…..

Flanagan, ya hasta los cojones, le llama la atención, pero el otro ni caso, «y la última tentación de cristo tíos, que resulta que era la última», solo paró cuando volvió a llegar otro malote y se aproximó a la puerta, el de dentro dice «CATORCE», y el de fuera: «SIETE», y le deja pasar.

Flanagan llama a Porco y le dice, «fácil, te dicen un número, tú dices la mitad y para adentro, venga, vete tú y así te llevas el mérito». Porco, hinchado como mis pelotas tras ver a la del tiempo del telediario matinal se aproxima a la puerta, «DIEZ», dice el de dentro, «CINCO», dice Porco, y el de dentro saca una pistola y le pega seis tiros dejándole palmera.

El listo de Flanagan se dirige entonces a Merikeit, ya solos, «lo sabía, sabía que no era cinco, en realidad sé la solución, pero me toca los huevos toda esa gente que cuenta las cosas destrozando la emoción al resto», Merikeit, emocionada y con admiración, admiración emocionada para más señas, le pregunta a Flanagan cuál hubiera sido la respuesta correcta.

«Mira querida, no te la diré, porque lo bonito es poner esta historia en un blog y que los lectores lo averigüen, eso sí, sabiendo que quien lo sepa de antemano se va a callar la bocaza, que nos conocemos.», «Oh Flanagan, pero al menos ponnos música para la espera», «por supuesto querida, aquí tienes a Edguy y su «Breathe», y de propina otra adivinanza, ¿Qué es aquello que en cuanto lo dices desaparece?.