El origen del clavo ardiente.

Vamos con una de esas bonitas e instructivas entradas dedicadas a buscar el origen histórico de ciertas palabras o frases de uso frecuente, hoy toca «agarrarse a un clavo ardiendo». Todos tenemos en mente, supongo, lo que significa, el uso que se le da, mantenerse en una situación desesperada por evitar un mal mayor, ejemplo, permanecer en el bar hasta altas horas de la madrugada con los amigotes, bebiendo y jugando al mus, situación harto desagradable, pero que haces por evitar llegar a casa y tener que ir qué se yo, al cine con la moza, por ejemplo.

Para encontrar el origen de la expresión hemos de ir a las ordalías, los juicios de dios de la Edad Media, tema que por cierto es jugoso de narices, que da también significado a otras expresiones populares como «poner la mano en el fuego» (por Bárcenas), pero que no explica lo de «todo es mentira salvo alguna cosa». Como digo viene de ahí, de la Edad Media, hay varias versiones sobre el asunto, yo me quedo con la siguiente:

Yo me voy a Hungría, al siglo XI (el de los ciegos). Época y lugar propensos al desorden, a los robos, a las invasiones extranjeras, al caos más absoluto, la manera de intentar solucionar la violencia y la delincuencia solo puede ser una, mano dura, vosotros los jóvenes diréis «pues vaya, solucionar violencia con violencia es como apagar fuegos echando gasolina». Ni puta idea, una guerra os hace falta. Las penas, para los ladrones, por poner un ejemplo, iban desde mutilaciones diversas a, directamente, ser colgados.

Pero había una manera de salvarse, entrar en una iglesia y pedir ese juicio de dios, consistente en sostener una barra de hierro al rojo vivo, si no te quemabas eras inocente, obviamente no consta de casos en los que el resultado fuera ese, normalmente te quemabas la mano claro, pero coño, al menos evitabas por unos momentos otros tipos de tortura o el anteriormente citado linchamiento.

Pues ya está, ahí está el origen, mas evidentemente iremos un paso más allá y para ello recurrimos a nuestra revista de historia favorita, «A ti qué historia te han contado». Resulta que los húngaros no se inventaron esto, ni mucho menos, es más, la imagen te da pistas de por dónde van realmente los tiros, debemos irnos a unos papiros encontrados en los alrededores de la ciudad egipcia de Cadera.

Allí en el siglo «hacelapolladeaños» vivía un mozalbete llamado Artrosis, el famoso Artrosis de Cadera, estaba él haciendo cosas de egipcios, qué se yo, pintar gatos y eso, cuando se le acerca una bella mozalbeta, se hacen novietes y tal, ahí paseando y cogiendo flores, cantando a la luna y haciendo esas cosas de enamorados.

Un día a Atrosis le llega una misiva, «ven cuando puedas al templo, ponte el taparrabos de los domingos, firmado la churri». Él, pensando en que por fin echaría un cohete acude raudo y veloz, mas cuando se aproxima va viendo como está toda la familia de la moza en la entrada, con sonrisitas de esas de caníbales echando exploradores a la olla. Mosqueo, ya con menos decisión empieza a subir las escaleras que conducen a la entrada principal cuando sale la churri vestida de… novia¡¡¡ sí¡¡¡ atroz imagen, él se coge enseguida de la barandilla.

«Por mis cojones», el padre de ella le replica, «por los míos, te casas y punto, chaval», y él nada, agarrado a la barandilla, entonces, y llegamos al momento decisivo, el padre de la novia saca un soplete y empieza a recalentar la baranda, él dice que se la sopla, «es preferible agarrarme a un clavo ardiendo a soportar un matrimonio de por vida, que aun no se inventó el divorcio, cabrones».

Y entonces la madre de la novia le dice a su pariente, «Pepe, digo.. Pepis, vamos a por la rotaflex, se va a cagar este», y se fueron, él aprovechó la circunstancia para soltar la barandilla y echar por patas, pero era todo un burdo engaño y entre cinco cuñados le pillaron y lo llevaron encadenado al altar entre las siniestras risas de toda la familia, solo enmudecidas por las demoníacas risotadas de la novia.

Colorín colorado vivieron infelices y Atrosis no volvió a follar en la vida, pero como digo fue inspiración para los húngaros y para canciones como esta «Serenade Of Flames» de Serenity, que va precisamente de brujas y hogueras y esas costumbres tan arraigadas en la Edad Media.