El juicio de los refranes.

Quería, primeramente, dedicar esta entrada a Miguel Merino, por ser como es escritor de usar bien las palabras, amante de las frases y refranes, valga esto como prueba de que aparte de usar bien las palabras, frases y refranes pueden ser estos manipulados en el más absoluto de los absurdos.

Cierto día reuniéronse frases hechas, refranes y sus protagonistas para poner negro sobre blanco, echar luz, dilucidar, acerca de sus responsabilidades en la vida, dentro de una sala abarrotada, lo cuál hizo que mucha gente se quedara fuera, todos menos el saber, que al no ocupar lugar estaba la mar de cómodo.

El ambiente estaba caldeado, como se estaban dando muchos palos y cada uno aguantaba una vela no faltaba iluminación, sí faltaba el humo, sin embargo, alguien se dedicó a venderlo. El caso principal era la causa incoada contra la avaricia, acusada de romper el saco, el juez, impasible, permanecía atento intentando sacar conclusiones de la acalorada discusión entre el abogado y el fiscal.

«No digo que no sea grave», decía el abogado, «pero es mucho peor lo de la curiosidad, me van a comparar romper un saco con matar un gato». A todo esto, la curiosidad, que estaba por ahí curioseando, se sintió molesta y replicó: «Vaya por dios, yo solo le tiré por la ventana porque eso, tenía curiosidad a ver si siempre cae de pie», el gato, magullado, solo acertó a decir, «sí hijoputa, pero seis veces me tiraste, menos mal que me queda una vida, y tú (dirigiéndose a un ratón), deja de intentar ponerme el puto cascabel», a todo esto la serpiente, que estaba pelín cabreada, asentía, «eso eso, que estoy hasta los huevos de tener que ponerme una maraca, no acojona igual».

«Señores», gritaba el juez, «aquí la única hijaputa demostrada es la victoria, que por algo tiene 1.000 padres, miren sin embargo la derrota, huérfana», uno desde el público exclamó, para hacerse el gracioso, «pues yo conozco una de Rota que vaya, ya la adoptaba», mientras, hacía gestos así simulando un par de voluptuosas tetas y sacando la lengua lujuriosamente.

El fiscal, siempre presto a condenar a alguien, llamó a declarar a las palabras, acusadas de esclavitud, el querellante el hombre claro, pero las palabras no estaban, «se las ha llevado el viento» dijo uno, «qué cabrón el viento», declaró el fiscal, de todas formas, querido hombre, mucho te quejas pero tú sin embargo eres dueño de tu silencio, ¿eso no es acaso esclavitud?, pero como el silencio no dijo nada el hombre quedó libre y la discusión prosiguió por otros derroteros.

«Propongo que colguemos a la ocasión», dijo el fiscal, «el muy indecente se ha hartado de hacer ladrones», y la ocasión fue condenada, porque su abogado era prisas y ya se sabe lo mal que aconsejan estas, eso sí, la condena se cambió, en vez de colgarle se la pintó calva, qué cabrones los refranes, hasta en sus juicios tienen que acabar metiendo calvas.

Pero la plebe embrutecida ardía en deseos de colgar a alguien, así que al final pues eso, a la fuerza, a la fuerza ahorcaron y colorín colorado este juicio ha terminado.

No obstante decirte que antes de irte a la cama a reflexionar sobre la pijada que acabas de leer y llegar a la conclusión de que mayor gilipollez es difícil que se escriba de nuevo, debes escuchar «The Bane Of Daninsky, The Werewolf», un auténtico temazo de Dark Moor.

REFRANES Y FRASES UTILIZADAS:
«El saber no ocupa lugar»
«Que cada palo aguante su vela»
«Vender humo»
«La avaricia rompe el saco»
«La curiosidad mató al gato»
«Los gatos siempre caen de pie»
«Los gatos tienen siete vidas»
«Quién le pone el cascabel al gato»
«La victoria tiene mil padres y la derrota es huérfana»
«El hombre es esclavo de sus palabras y dueño de sus silencios»
«Las palabras se las lleva el viento»
«La ocasión hace al ladrón»
«Las prisas son malas consejeras»
«A la ocasión la pintan calva»
«A la fuerza ahorcan»