Una crítica literaria.

Ya te dije que no leía mucho, es una de las cosas que quisiera cambiar en mi vida, como nunca es tarde, si la bicha está buena, me propuse adentrarme en el terreno de la crítica literaria, fáltame experiencia, cierto, pero lo bueno de las críticas literarias es que no son como las de cine, que hablas de una peli y la ha visto bastante gente, aquí hablas de un libro y no se lo ha leído ni cristo.

Adentré mis piernas en la biblioteca municipal y me dispuse a elegir el título adecuado, podría haber elegido una novela de moda, un clásico, pero no, a lo difícil, a la sección de tres años, una novela que tardas en leerla tres años tiene que ser el reto adecuado, «Cristina, la mariposilla», título atrayente, de letra gorda y mucho dibujo, realmente está en la sección equivocada, no tardas tres años en leerlo a no ser que seas un cazurro, yo me lo leí en apenas dos meses.

Cuenta la historia de Cristina, una mariposilla que vive en casa de sus padres junto a su hermano pequeño, que como es pequeño es aun un capullo, primer dato sorprendente, qué riesgos, no podría haber imaginado que las mariposas vivieran en casas, en familia, encima hablan.

Resulta que cierto día la mamá de Cristina discute con su papá, momento de gran tensión dramática, yo ahí no podía contener mis emociones, empecé a comerme un padrastro del dedo gordo y acabé despellejándome el brazo, ¿dejaría papá a la familia maripósez tirada?, qué hijoputa el padre, había encontrado una mariposa con más antenas y menos culo, de hecho se pasaba los días de flor en flor, daban ganas de pillarle y darle con el matamoscas.

Y ahí aparece el valor de la pequeña Cristina, escucha a su abuelo decir que en el pantano de los sapos gigantes existía una planta mágica que arreglaba todos los problemas, debe de ser marijuana claro, eso lo supongo yo porque el gran mérito del libro es no entrar en demasiados detalles, dejando que tu imaginación haga el resto.

Ese fue un momento duro, el ver a Cristina esquivando sapos, libélulas, camaleones, jirafas, tiburones, dinosaurios y demás fauna autóctona, genialmente descritos, ejemplo, «Manolín, el caracolín, era un caracol con cara de col, que sacaba los cuernos al sol porque la puta de la caracola se quedó con la casa mientras él seguía pagando la mitad de la hipoteca y ella se apareaba con el baboso de su cuñado», Manolín es el que le ayuda a conseguir la planta, esquivando todo tipo de peligros.

Y cuando estás tú ahí celebrando el triunfo resulta que Manolín es un cabrón que se quiere beneficiar a la pobre Cristina, contándole cuentos de que si existe el oso hormiguero también puede existir el caracol mariposero, que todo es cuestión de echarle imaginación, qué arrastrado el Manolín, el ritmo narrativo en esta parte es realmente acojonante, no te lo vas a creer pero resulta que Cristina era venenosa, por parte de madre, y le pica a Manolín dejándole a merced de la serpiente Vicente, que como era domingo y el pantano estaba lleno de gente pues eso, que se fue para allá a ver si pillaba cacho.

Y el Manolín suplicando, «perdóname Cristina la mariposilla, seré bueno, no dejes que la serpiente Vicente me coma», y Cristina, con un corazón que no le cabía en el pecho, le salva de la serpiente y se lo da a comer a Adelita la tortuguita, «japuta, que me come Adelita la tortuguita», «sí, pero de ella no dijiste nada».

Cristina, ya con la planta de marijuana, regresa a casa, la esperanza de vida de las mariposas es más bien corta, cuando llega sus padres ya se han muerto, aunque no fue de muerte natural, vino el coco, el coco que se cayó del cocotero y destrozó su casa, especial de telecinco de seis horas, y su hermano le roba la planta y empieza a trapichear por el barrio, Cristina se lía con el grillo Pepillo y son felices durante el resto de su vida, 6 horas y media exactamente, porque ella se muere y Pepillo se la come.

Una lectura no exenta de complejidad, con personajes muy bien definidos y sobre todo dibujados, la mitad de las páginas son eso, dibujitos de los personajes, una trama bien trenzada, que no deja respiro, trepidante, con mucho tecnicismo eso sí, hay vocablos que te hacen ir al diccionario constantemente, como «mariposa», «sapo» o «caracol», eso sí, aviso que son nada menos que diez páginas, a su favor juega el que tiene pegatinas de quita y pon.

Para la posdata Primal Fear, la canción, «Born Again», lo cual hace suponer que habrá segunda parte de Cristina, debe de ser que las mariposillas tienen al menos dos vidas.