Las milongas de mamá.

Pues toca entrada de premios, sí, esos que carecen de valor pero que cuando los recibimos nos crecemos de cojones 🙂 este se llama «las milongas de mamá», otorgado en primera instancia por Nieves, en segunda por Emy, y terceramente por Karmel, se trata de contar historias, frases que te decía tu madre de pequeño, yo la verdad es que pocas frases recuerdo de ese tipo de mi madre, así que ese apartado lo soluciono rápido con tres frases que me decía y que uno no sabe muy bien de dónde coño sacaba esas cosas.

«Comer castañas crudas hace que te salgan piojos», a ver, yo entiendo que comer ciertas castañas haga que pilles ladillas, pero piojos… «Si andas con fuego te mearás en la cama», sí, comprensible, piensas en fuego y sacas la manguera para apagarlo. «Si no comes llamo a tu hermano para que te de dos hostias», mira, esto de milonga nada, le llamaba

Una vez cumplido el requisito usaremos el resto de la entrada para contar mis propias milongas y colaborar en la educación de vuestros retoños .

Como ves, antes, cumplo con el requisito de poner una foto mía saltando, era a la pata coja en realidad, pero de esa guisa no tengo ninguna.

Bien, prólogo, todos aquellos que tenéis huerta, ¿por qué es manía de regalar lo que sacáis de la huerta?, a mi parienta le regalan un calabacín, puto calabacín de los huevos, coño, a ver si alguna vez alguien regala percebes, o cigalas, no, regalan calabacines, «es que está muy rico, ya verás», si está muy rico te lo comes tú, no lo regalas, hostias, puta manía. ¿Generosidad?, esto es generosidad, o esto, incluso esto, regalar calabacines es de mala gente.

Otro prólogo, necesario, cuando se levantan las niñas, mis hijas, la perrita va a sus camas, bueno, pues un día va la perra y vomita, claro, cambio las sábanas, cuando a mitad de mañana llama la mujer a ver cómo va el tema le digo simplemente, «he cambiado las sábanas de las niñas», ¿miento?, no, encima noto yo ahí en su tono ciertas posibilidades de mojar a la noche, la cosa marcha.

Hora de la comida, llega la moza y me pregunta que qué raro que haya cambiado las sábanas, «es que uno es muy amo de su casa cariño, si tú trabajas yo me encargo de la casa y las niñas», hasta me había hecho una paja para vaciar y no quedar mal a la noche, coge la pequeña y le dice, «es que la perra vomitó».

Tócate los huevos, que si qué cojones hacía la perra en la cama con las niñas, que si ya me parecía a mí, que si tal y pascual, a tomar por culo el polvo, pero ay amigos, ahora es donde empieza la lección de padre, la venganza, y es donde entra de nuevo el puto calabacín.

Crema de calabacín para comer al día siguiente, yo y las niñas, sin nadie que las salve, mira que odio la puta crema de calabacín, pero da igual, hay que enseñar a las niñas las consecuencias de la sinceridad malentendida, ¿que no os gusta?, tomad dos cazos más, yo dando ejemplo, las pasé putas, pero eso, comiéndolo, «aita, no me gusta», «te jodes, así aprendes a callar, que por tu culpa ayer no me dejó tu madre jugar con ella, bocaancha, que eres una bocaancha».

¿Cuál es la lección?, te preguntarás, ¿no es maltrato infantil?, no, ni mucho menos, si aprendieran a callarse ese día hubiera tirado la crema por la taza del váter y nos hubiéramos apretado unas hamburguesas, pero como no se callan ni debajo del agua a joderse, ay niños, cuándo aprenderéis que ese dicho de que sois los únicos que dicen la verdad junto a los borrachos no os traerá más que problemas.

Primera lección aprendida, al día siguiente me toqué los huevos, llega la moza, pregunta a las niñas, «¿qué ha hecho aita en toda la mañana?», «no ha parado mamá, uy la de cosas que ha hecho», vale, no follé, pero si sigo un mes sin meter la gamba…. a lo mejor meto el gambón…

Delain, qué bonito tema este «Collars and Suits»