Entrevista con el líder.

Nueva Orleans, Merikeit, risueña periodista recién licenciada encuentra trabajo fijo en la redacción del mejor periódico de la ciudad, luego se despierta del sueño, del sueño americano en este caso, despiértase juguetona, pero mira a su lado, a su novio recién licenciado en «técnicas de manipulación e insertado de vituallas embadurnadas en adobo», lo que viene a ser vendedor de pinchos morunos. «Bah, no es calvo» y se va a la ducha, al entrar repara en un papel pegado en la nevera. Si, eran tan pobres que tenían la nevera en el baño, en la cocina solo les entraba un microondas, pero de ondas pequeñas. «Si quieres saber de un ser extraordinario ven a verme»… y una dirección.

Acudió rauda y veloz, porque rauda y a paso de caracol es complicado, llegó al portal número seis de la calle seis, le recibió el portero, «vaya tetas so guarra», le dijo mientras se tiraba un eructo y se rascaba el culo expandiendo un avainillado hedor, «este debe de ser el tipo extra-ordinario» pensó Merikeit, pero no, le mandó subir al piso más alto, ahí una puerta. «Pase sin llamar», así que dejó a llamar fuera y entró.

Al lado de la ventana, mirando melancólicamente hacia la calle, se encontraba el ser más maravilloso y atractivo que Merikeit vio jamás en su vida, una figura en 3D de Brad Pitt, y justo a su lado un calvo, que no estaba mal, pero quizá demasiado atlético, guapo y varonil para su gusto, él miró hacia la puerta, la miró por encima de esas gafas que le daban un aire tan intelectual y, huelga decirlo, irresistible, «se me están poniendo los pezones como garbanzos de Villabrunete» pensó la dulce Merikeit, él, inaccesible, le señaló una silla junto a una mesa.

-¿Es usted el ser extraordinario?, preguntó Merikeit mientras se ponía cómoda quitándose la faja.

-Querida…. ese soy yo, te he mandado llamar para que cuentes mi historia, nací en un barrio bajo y tal y pascual…

-Para para, que esa parte me la suda, que me he visto la peli, ¿por qué eres tan especial?.

-¿Por qué?, ¿acaso no me ves?, la palidez de mi piel, mis dotes de oratoria, mi porte señorial…

Merikeit poco a poco reparó en el secreto del atractivo desconocido.

-No… no puede ser… usted es tertuliano de intereconomía…

-¿Tertuliano?, ¿intereconomía?- una risotada infernal resonó por la habitación- No querida, yo no opino, yo formo opiniones, cuando los demás intentan convencer yo lo hago sin intentarlo, ¿tertuliano?, no, lo mío es mucho más.

Un escalofrío recorrió el cuerpo de Merikeit, y no es que le viniera la regla no, ¿sería posible?, tanto tiempo buscando pruebas de la existencia de esos seres y ahora, ahora… ¿tendría delante a uno de ellos?.

-¿Quiere decir que… es usted….?

-Sí, dilo¡ dilo¡¡

-….Líder de opinión…. Perviérteme, digooooo conviérteme conviérteme¡¡¡

-Merikeit Flanaganson, hija de Flanagan, convertirte es imposible, está al alcance de muy pocos ser líder de opinión, ¿tienes siquiera un blog?, no, una simple mortal con su twitter y su facebook, además, soy único en mi especie, te puedo asegurar que no es una vida fácil, todo el día sentando cátedra, apagando discusiones en los bares, lo único podemos probar a ver si en vez de con sangre podemos hacer la conversión con leche, a saber, pero quizá necesitemos varios intentos, te lo aviso.

-Oh, qué ingenio, mi líder de opinión, procedamos pues, pero antes cuénteme su historia, que yo se la cuento a Macondo y él la escribirá.

-¿Macondo?, ¿el de la «Bitácora de Macondo»?, ¿hará una entrada al respecto?, ¿y se accederá a ella pinchando en este enlace?, ¿ponemos música?

-Vale, me apetece Within Temptation, ¿tienes «Jillian»?

-Cómo, venga, empieza la conversión y recuerda, esto es como los vampiros, hay que chupar con ganas.