La increíble historia del hombre que daba la mano flácidamente.

Es la polla el título, a que sí, cojonudamente bueno, lástima que la entrada de hoy no verse (eh, no he dicho «no vaya», acojonante también) sobre hombres que dan la mano flácidamente, pero sí que es importante poner un título impactante para que entres a leer, que luego te sientes timado, pues vale, lo admito, pero me has leído, al menos el primer párrafo, total, si tenías que estar acostumbrado, tampoco «La Comunidad del Anillo» va sobre una comuna gay, como el título da a entender, no siquiera salen anos, y bien la viste.

Esto irá sobre cine histórico, flipas, si a mí a mezclar cine con historia y al follar no me gana nadie, tú te dirás, «pero, ¿no era al mus y al follar?», también, a los líderes de opinión no nos gana nadie a nada, somos eso, líderes carismáticos, quisiera yo comentar, pues, un par de cosillas acerca de ese nunca suficientemente ponderado género cinematográfico, género curioso, ya que mayormente es de batallitas y sin embargo no es «bélico», del cine de guerra, del bélico, ya te conté.

no conviene tampoco confundirlo con el llamado «cine histérico», género que acapara Almodovar, ahora es cuando tú, listo de los huevos, piensas, «a que dice que en las pelis históricas el prota se llama siempre Flanagan». Qué listillo, pues no, porque en las de romanos se llama Flanagus, tú te dirás que nunca has visto una peli histórica cuyo prota se llame Flanagan, ni pajolera idea tienes, siempre se llama Flanagan, y ella Merikeit.

Merikeit sale poco, cierto, es que no hay cine más de machotes que el histórico, bueno, a lo que íbamos, Flanagan, está ahí el hombre con su familia, ojo, menuda putada ser familia del Flanagan en estas pelis, uno la casca fijo, al menos, a manos del malo, que se llama Macmardigan, siempre además, Macmardigus en las de romanos, empieza la peli y si te fijas la familia del prota está ahí discutiendo, están en realidad debatiendo a ver a quién le tocará palmarla a manos de Macmardigan, porque claro, Flanagan irá a la guerra, pero ni sin motivos justificados, ¿que viene el invasor y quema las cosechas, viola a los vecinos, cabra incluida, sale de su blog sin darle al «me gusta»?, da igual, hay que matar a la parienta, o a un hijo, mejor a un hijo, entonces Flanagan sí que tomará las armas. Qué grande esa imagen jurando venganza en la tumba del padre.

Ser amigo de Flanagan tampoco es una bicoca, sobre todo si tienes parienta y está buena, Flanagan se liará con ella, pero aparte de cornudo acabarás palmera, encima es probable que mueras interponiéndote entre la flecha y tu querido amigo Flanagan que se está cepillando a la mujer a tus espaldas, pero es que encima eso, estás ahí con la flecha clavada, agonizante, y el Flanagan, «oh Imbecilson, ¿por qué? ¿por qué?¡¡¡¡», «porque somos amigos desde la mili Flanagan, siempre hemos confiado el uno en el otro y jamás nos hemos traicionado, si muero, oh hermano, quiero que te quedes a Merikeit y te la cepilles bien cepillada por mí», y Flanagan, «¿cómo que si mueres?» y le da 20 puñaladas traperas para asegurarse, que amigos de toda la vida hay muchos, pero Merikeits buenorras sólo una.

Flanagan además es que es un tipo organizado, peli de piratas, ahí los dos barcos acercándose, cañones y todo eso, babor contra estribor, o como sea, ahí los marineros de ambas naves insultándose, «perro inglés», «banquero, que eres un banquero», «miembro de la troika comunitaria», «europarlamentario», sí, no se andan con mucha lindeza en una peli de aventuras piratas, en una situación normal, sin Flanagan, están ahí preparados con los sablecitos, los garfios, las hachas, los pistolones y los DVDs de Manolo Escobar prestos a tomar el barco rival, pero claro, los de un lado pasan aquí y los de aquí al otro lado y están en las mismas, es Flanagan, nuestro héroe, quien tras el sorteo de campos con el doblón de oro, decide quien da y quien recibe, este método es utilizado también en el cine gay.

Pero no nos engañemos, toda la peli es mera excusa, todos estamos deseando la batallita final y el encuentro entre Flanagan y el malvado Macmardigan (malo menos en «Willow» claro), tú ves ahí de un lado a un porrón de malos y por el otro a un montón de buenos, calculas las posibilidades de que ambos se encuentren en plena batalla y te desesperas, ay ingenuote, la magia del cine… se encuentran, cómo que si se encuentran, y cuando se encuentran empiezan una lucha de aproximadamente un cuarto de hora en el que el Macmardigan, siempre usando trampas, le va ganando a Flanagan.

¿Y el resto?, pues cogen unas pipas y se sientan a ver el espectáculo, menos el Imbecilson y el hijo del prota, que hemos quedado que están muertos, y dos de los piratas que se engancharon las patas de palo, «dele duro jefe», «acabe con él señor», «hay barqui barqui, hay barquillos, patatas fritas», los enemigos ajenos al bullicio consumista ahí lucha que te lucha, hasta que cuando parece que el malo le va a matar a Flanagan, «te vas a reunir con el llorón de tu hijo Flanagan», este aprovecha el «je je je» posterior para en un giro sorpresivo (que por otra parte se espera todo dios, hasta los soldados del malo que habían apostado por Flanagan en internet) clavarle lo que sea en cualquier parte mortal y así dar cumplida venganza a sus familiares y amigos y poder ir a cumplir la promesa hecha al moribundo beneficiándose a Merikeit hasta la segunda parte.

Héroes del Silencio, anda que no sonó este «Maldito Duente».