Ay el cine negro.

Pues nueva entrega de los géneros de cine, hoy el cine negro, ya sabes, no va de afroamericanos la cosa, no, «Raíces» no entra en el género, este es el género de los detectives y todo eso, el hampa (nada que ver con las Hasociaciones de Hmadres y Hpadres de Halumnos 🙂 ), «El halcón maltés», esa dicen que es la precursora, «Laura», «Gilda» «Vértigo».. un sin fin de pelis que dan forma a un género que sin duda cuando más lució fue en su época clásica, como por otra parte sucede con todos los géneros, bueno, en la ciencia ficción no, que no hay cosa más cutre que ver una peli antigua de extraterrestres.

Hay algo en común a todas las pelis del cine negro, el prota, no sé si te habrás fijado, pero el prota siempre se llama Flanagan, tú te dirás, «pues no he visto nunca una peli en la que el prota se llame Flanagan», permíteme decirte que ni puta idea tienes, siempre se llama Flanagan, y ella, la chica, Merikeit, no falla, hasta la prota de «Laura» se llama Merikeit, ojo con la prota, Gene Tierney, la cosa más bella que ha salido jamás en el cine.

Agradecer, primeramente, la imagen, proporcionada por Ana, besos y lo dicho, gracias.

El Flanagan es un policía retirado, no hay más cojones, le expulsaron injustamente de la poli, total, por apalizar a su jefe, por ejemplo, se dedica ahora a investigador privado, ahí en un cuchitril lleno de cucarachas, y cuando digo lleno digo tres, porque más no entran, fumador, no hay detective de la época dorada del cine negro que no fume, ¿el qué?, tabaco negro, por supuesto, más modernamente porros, pero entonces ducados y HU.

Y ahí, al cuchitril, va Merikeit a pedirle a Flanagan que encuentre a su marido, un señor mayor y gordo, da igual, sabemos que está muerto o que se lo van a cargar, porque al final de la peli Flanagan se beneficia a Merikeit, no se verá claro, eran otros tiempos, en esas pelis juntarán las caras con mueca de gilipollas mirando al infinito «oh Merikeit, son cañonazos o es mi corazón latiendo», «no Flanagan, es que me he bufado».

Flanagan es un tipo duro, irá a preguntar por el maromo de Merikeit al tugurio más tugurio del lugar, donde se reúne toda la gentuza de la ciudad, allí donde paran por ejemplo el inventor de los consoladores (la madre que te parió hijoputa, cuánto daño nos has hecho) o los blogueros de la época, todo petado de gente cada cual más feo, más bruto y más garrulo, un bullicio de la polla, no te preocupes, en cuanto entra Flanagan hasta la música se para y todos mirando hacia la puerta.

Pelea, una zurra de campeonato, da igual, Flanagan no siente los golpes, le rompen tres costillas, él rompe 20 dientes, sin sufrimiento, era gente de otra pasta, eso sí que eran hombres.. bueno, espera tú, la paliza no le duele, pero en cuanto Merikeit le da un poco de agua oxigenada en una heridita de la frente.. ¿qué pasa?, exacto, Flanagan suelta un no muy viril «uy uy uy uy, para, qué daño». Y Merikeit, que ya por entonces moja las bragas por nuestro héroe le sopla en la heridita amorosamente.

Flanagan, tarde o temprano, acabará visitando un club de esos de tetillas bailonas, ¿tiene alguna pista que le dirija allí?, no, pero va, tampoco la tenía para ir al tugurio de antes, de hecho hasta el final de la peli no tiene ni pistas, es otro de los tópicos del género, que das vueltas y vueltas hasta que al final te explican todo y te quedas con cara de tonto, «Ahiváa, si el asesino es el mayordomo», como hasta el final no pasa nada pues qué menos que sacar cosas bonitas y qué cosa puede haber más bonita que una tetilla bailona.

La verdad es que eran otros tiempos y los hombres estaban hechos de otra pasta, ¿los hombres?, qué digo los hombres, todo estaba hecho de otra pasta, ahí tenemos a Flanagan en pleno tiroteo contra seis enemigos, huelga decir que no se le gastarán las balas, eso es común a muchos géneros, ¿tú crees que le dan?, no, porque se protege detrás de una mesita y la mesita para todos los impactos, coño, eso sí que eran mesas y no las del ikea.

Y claro, están los recurrentes, aparcar siempre en la misma puerta del sitio donde vas, la persecución en coche que acaba con el malo volcado, la persecución a pie (ojo que siempre salen un par de cristaleros con un pedazo cristal que te cagas y que se come el malo) en la que el prota se escapa aprovechando un desfile del día de San Patricio, del año nuevo chino o de preferentistas de Bankia, y el compañero, con este acabamos, Flanagan siempre tiene un compañero, feo y graciosillo, algo guarrete, por algo le llaman siempre Porco, de puerco, y siempre, casualidad, se apellida Jones, debe ser eso de Jones como en España Agirregomezkortaoniaindiarrizabalagabeitia, de lo más normal, así que ya sabes, ella, Merikeit, y ellos Flanagan y Porco Jones.

Estopa, se dan estopa en esas pelis, pero además beben, eso sí, pocas veces «Vino Tinto».