La mamada, ese arma imbatible.

Sí, mamada, has leído bien, me acuerdo yo cuando mi perrita contó de su vida que alguno leyó mal y en vez de «manada» leyó eso, «mamada», como buen líder de opinión uno debe cumplir expectativas, y si alguien pensó en su día leer una entrada de mamadas pues nada, hoy sí que es el día, hoy te hablaré de mamadas.

Pero no de mamadas de beber, eso de pillarte la botella de DYC y pillarte una mamada de campeonato, no, mamada de mamada, de, como decía la canción de la Polla, «Si me quieres como dices ahora mismo vas a empezar quítate los piños da más suavidad ponte rodilleras y empieza a trabajar», ahora, evidentemente nada de un tratado de cómo efectuarlas correctamente, que de eso me falta experiencia, en hacerlas, por supuesto, pero lamentablemente también en recibirlas, sí que recibo algún «quita, qué asco», pero no viene al caso.

Alí Babá abría la cueva diciendo las palabras mágicas, «ábrete sésamo», bien, esto se trata de meternos un poco con las mujeres, deporte que uno practica a menudo, pues para ellas, las mujeres, la palabra mágica que hace milagros es precisamente esta, «mamada».

A las pruebas me remito, que esto pudiera parecer una tontería pero es algo muy científico, un laborioso estudio efectuado con múltiples testimonios, los colegas y eso, tú estás ahí de recién casado, todo es jauja, un día te viene la moza, que como estás casado pasa a ser ese ser conocido como «la parienta», término que, ¿cómo sabes que es el adecuado?, porque les jode, les jode la hostia que les llames «la parienta», pero me pierdo, sigamos.

Estás como te digo ahí, con la parienta, y te suelta: «Pues he pensado, y lo de pensado es un decir porque en realidad quiero decir que «he decidido», que podríamos tener un niño, y ya que se venga mi madre a vivir con nosotros….»

Joder, así de sopetón, tú evidentemente ni de coña, mira que son cabronas, ojo, no es la primera vez que te hablo de
armas femeninas, pero es que esta es de traca, en cuanto empiezas a decir «mujer, eso del niño yo…» te mira, se desabrocha un botón y suelta, «ay, que me están entrando ganas de follar», joder, quién dice que no, pero es que no se conforman con eso, como ven que no estás muy convencido dicen la palabra mágica, «mamada», a lo que añades tú, «si tienes razón, que venga tu madre y así nos ayuda con el niño».

No falla, no hay nada que no consigan con la palabra mágica, que se va a la peluquería, tú como eres calvo para qué, ella lo sabe, obvio, así que te dice, «tú quédate tranquilo, descansa un poco en el sofá, estaré como mucho una hora, échame de menos», tú te preguntarás que qué tiene de malo eso, si es lo que estamos deseando oír, pero es que añaden, «y aprovecha y pasa la aspiradora, haz los baños, plancha y vete haciendo la comida, ah, si te da tiempo cógeme cita para depilarme», a ver, yo no sé qué entiendes tú de «descansa» y «quédate tranquilo», pero vaya, eso no, ¿verdad?.

Así que se lo dices, y te dice lo de follar, «mira, que me hago una paja», entonces usan la palabra mágica, «mamada», coño, hasta les doblas los tangas, que mira que es difícil doblar un tanga, con lo fácil que es hacer pelotillas y meterlos al cajón, si tú has nacido para arrancarlos a bocaos, no para doblarlos.

Y el resto te lo podrás imaginar, «que mañana comemos donde mis padres», tú, «por mis santos cojones, que hay carrera», «mamada», «¿llevo vino?», «cari, me apetece un masajito en los pies», «quita quita, qué ascazo por dios», «mamada», y se los lames si hace falta, te contaré, para acabar, un secreto, Martin Cooper, estaba un día en su casa cuando su parienta le dice, «cari, podrías inventar algo para poder hablar con mi madre en cualquier sitio y momento», a lo que él dijo, «lo que me faltaba», ella añadió, «mamada», y Cooper inventó el teléfono móvil.

Es probable que si eres mujer esta entrada no te haya hecho ni puta gracia, para compensarte te pondré una posdata que seguro sí te gusta, Blackmore´s Night y su «Ghost Of A Rose».