«Damages», a ver cómo te lo explico.

Pues nada, que le eché un ojo a «Damages», «Daños y perjuicios» en cristianés, serie ya veterana de FX originalmente, aunque posteriormente pasó a Audience Network. Trátase esto de un drama judicial, es decir, que va de juicios, abogados, fiscales, jueces y tal, luego ya te contaré que hay algo más que eso, pero en fin, por situarnos. Daniel Zelman y los hermanos Glenn y Todd A. Kessler sus creadores; un reparto de absolutas campanillas.

A saber, Glenn Close, Rose Byrne (premiada por su papel en esta serie), Željko Ivanek («OZ»), Noah Bean («Once Upon a Time») y por no cansarte demasiado pues citar a Ted Danson, el de «Cheers», la monumental Anastasia Griffith («Copper»), Timothy Olyphant («Justified» ), William Hurt, John Goodman o Martin Short. Cinco temporadas de momento lleva emitidas y una sexta ya confirmada.

Decía que va de juicios, pero vaya, al menos en la primera temporada no llegamos a ver ninguno, es una serie de eso, de cómo se prepara uno, de corruptelas, testigos y demás, no me enrollaré demasiado, decirte que yo me quedo aquí, me vi la primera y santas pascuas, y te diré el por qué.

A priori no tiene nada de malo, la historia es lo suficientemente buena, los actores también, es más, es una serie hecha casi para el lucimiento de los actores, Danson está soberbio, colosal, se come la pantalla, quizá porque el papel parece estar hecho para él, Close también está más que correcta, es la prota, la abogada dura y con ilimitados recursos, inteligente y zorra (en el mejor sentido del término, astucia).

Ivanek se los acaba comiendo a todos, impresionante este mozo, señor ya, y mira que tenía gente con la que batirse, pero vaya, que es un tipo que, siendo desconocido para el gran público, tiene unas tablas en la tele americana tremendas, es uno de esos actores que suele interpretar personajes secundarios o, como se llaman ahora, «recurrentes», por cierto, la premiada Byrne, a mi gusto, pone cara de pucheritos en la primera escena y no cambia el gesto en todo el resto de episodios.

Tiene una historia atrayente, unos actores buenos y que funcionan, es más, te digo algo, es más que probable que si te topas con ella te guste, mira tú, pero te preguntarás, «querido líder de opinión, ¿por qué si tiene esto no te gusto?», a lo que añadirías, «¿me das tu número de teléfono y quedamos para un encuentro sexual furtivo y salvaje?», a lo segundo ni me voy a molestar en responder, estoy harto de estos acosos sexuales, suerte tienes de que no te denuncie, así que vamos con la primera.

La cosa es que es una historia que, siendo buena, te da la sensación de haberla visto ya cienes y cienes de veces, hasta cientos incluso, y, la sensación que te da es que ellos mismos, los guionistas, se dan cuenta, y van metiendo cada vez más cosas raras, asesinatos, por ejemplo, lo cual hace que ya llegue un punto en el que dejas de creerte la historia, fuera aparte de otro defectillo muy muy habitual en la tele.

Hablamos de estirar el chicle, que no, que no da para 13 capítulos esa trama, ni por el forro de mis humildes testículos, que te pones hoy el octavo y mañana el quinto y casi no te das ni cuenta, y los flashbacks, ¿a cuenta de qué si todo lo que te cuentan en ellos al final resulta que tenían como único objetivo hacerte ver lo que no era?.

Amén, y acabo, que coño, es que hay personajes, como el de la zumbada que acosa al noviete de la prota, que si los quitas pues no pasa nada en absoluto, salvo lo dicho en el párrafo anterior, que te pasas los episodios viendo a ver qué va a hacer, porque supones que al final hará algo, pues acabas con sensación de timo en ese aspecto, y mira que le dan escenas, a cada cual más intrascendente. Con todo esto repito, apostaría un euro a que la ves y hasta te gusta y vienes a decirme que no tengo ni puta idea.

Posdata habemus, Adema, estadounidenses, del rollo alternativo, no es que sean como para tirar cohetes, pero vaya, juzga tú si quieres, el tema, «The Way You Like It»