Mi líder de la manada.

Buenas, soy una perrita, resulta que mi líder de la manada quería, por fin diría yo, hacer una entrada en su blog sobre mí, su chucha como él me llama, pero ha estado recibiendo malas noticias laborales, así que se puso en plan enfurruñao y me dijo que, literalmente, «no tenía el coño para ruidos», no sé, yo pensaba que era la jefa la que tenía esas cosas, o yo, sorpresas te da la vida, en realidad dijo algo ininteligible, como suelen hablar todos los humanos, pero yo, que soy muy viva, usé traductor.

Así que nada, haré yo el trabajo, decirte que el muy cabrón no me quería, te cuento, estaba yo ahí con mi madre, mis hermanos, en plan guay, sin meterme con nadie, cuando una petarda me cogió, me metió en una caja, me montó en un coche y me llevó a mi actual casa, regalo para la niña decían, «qué mona es» decía la niña, yo ya feliz, pero el capullo del jefe venga a decir: «Me cago en mi puta madre, mierda de perra, cojones, ahora a sacarla todos los días, ya podíais haber comprado una tortuga como todo dios».

Sí, no me quería mucho no, encima la primera noche pues eso, no te jode que me meten en la cocina, sola, ellos ahí en la cama, tan a gusto, y yo en la cocina, por mis santas tetas vamos, y me lié a llorar y a ladrar, a ver, con dos meses mucho no acojonaba ladrando, pero lo suficiente como para tocarle los huevos al jefe, «pero quebuendiós, que te mando a la puta calle», decía, ay infeliz, me mandó a los pies de la cama, al lado de la jefa claro, porque ella le miró y le advirtió, «como saques a la perra de casa te vas tú detrás», es que mi jefa es la polla, no me hace ni puto caso, no me saca nunca, pero siempre me defendía.

Luego yo ya usé mis armas de cachorrita, con las niñas no hacía falta, movía la colita y ellas entusiasmadas, «hala, mira, mueve la colita, qué adorable», mira que son gilipollas los humanos, como si mover el rabo fuera algo tan difícil, mi amo se mueve el rabo todos los días en la ducha y no estoy yo «anda mira, que adorable, como se menea la colita», pero con el jefe fue más difícil, no mucho la verdad, estaba él en el sofá y me le quedaba mirando, ponía esos ojos tiernos que sé poner, que soy muy puta para esas cosas, echando leches cayó en el juego, me subía al sofá y yo le lamía la mano.

Hecho, no me hizo falta más, ahora me arrepiento, porque mira que es plasta, todo el día dando el coñazo, yo me levanto de dormir, cansada, me voy a echar una pequeña siesta para recuperarme del esfuerzo, nada, un par de horas, al sofá, y ahí va él, «pero qué perrita, qué perrita, no me puedo soportar las ganas», y me achucha, me besa incluso, qué ascazo por dios, yo intento huir, pero no me deja, así que cuando oigo lo de «qué perrita» y puedo echo a correr por toda la casa, claro, se me acaban las alfombras y a la hostia que voy me meto unos resbalones en el parqué que vaya…

Pero le tengo dominado, está comiendo y me siento, mirándole, con mi mirada tierna, infalible, mi jefa nunca me da nada, que coma mi pienso dice, pero a él siempre le doy pena y me deja algo, o medio plato incluso, me saca a pasear cuando quiero, si está haciendo algo le miro, pongo cara tierna, gimoteo un poco y a correr, es un pánfilo de cuidado, luego cierto, es un suplicio para pasear ese hombre, no me deja oler meados, como el no folla a mí tampoco me deja, y mira que tengo pretendientes, «recato y pudor» me dice, ahora, cuando una vez una perra grande e hijaputa intentó morderme ahí se jugó él el tipo cogiéndome y pateando a la chucha de los huevos, tanto que no me quería y ahora le tengo conquistado.

Hasta me pone música cuando me baña, en realidad está todo el día escuchando música de esa que es todo ruido, menudo martirio, en fin, que me dijo que si escribía esto por él que pusiera una cañera, para desahogarse en condiciones, que así se le pasaban las ganas de ahostiar al jefe, pues nada, «Forever Dead» de Rage.