Tutmosis III (otro día te hablo de los otros dos).

Vamos a viajar al antiguo Egipto, el de los faraones, te voy a contar de las andanzas de un tipo peculiar, Tutmosis III, uno de los faraones más importantes de la historia egipcia, «El Napoleón de Egipto» le llaman, aunque a él se la sople, está muerto, dice la leyenda que en su vida perdió una batalla, precursor de muchas cosas, sobre todo en el tema de la guerra, con algún lunar, cierto, pero vaya, que quién esté libre de pecado que se tire a la primera piedra.

Y las cosas o se hacen bien o no se hacen, vamos a dar sus datos biográficos en condiciones. Vivió hace la hostia de años, en el milcuatrocientosypico AC, gobernó como miembro de una dinastía que era la polla, y lo hizo con un nombre que vaya, Menjeperra Dyehutymose, te cagas, menjeperra, lo otro pues como marca de antihemorroidales vale, pero menjeperra… qué poco glamour, qué mal aconsejado estaba. Era hijo de un faraón sí, pero no de la esposa oficial del faraón, sino de una concubina, a lo que se ve los faraones en aquella época podían llevarse las chorbas que les diera la gana a su casa, su padre fue Tutmosis II y su mamá se llamaba Isis. Pero cuando murió su padre, como él no era hijo de la parienta oficial, esta, una tal Hatshepsut, subió al trono.

Y él, mientras esperaba su oportunidad, pues se metió en el ejército, como era un tipo listo se valió de varias innovaciones para lograr la mayor extensión que el imperio egipcio logró nunca, ¿cómo de grande?, la hostia, el arco no lo inventó él, pero lo llevó a su máxima efectividad, también el arco compuesto, el hacha como arma de guerra, la armadura, modernizó los carros de combate, usó barcos de forma masiva para trasladar tropas y material.. una figura.

Pero además tenía ideas de bombero que le salían bien, Qadesh, una ciudad de la actual Siria, allí los hititas se sublevaron contra Egipto, y allí fue Tutmosis con su ejército, para llegar tenía dos caminos, atravesar un desfiladero peligroso o ir rodeándolo y aprovechando para contarse chistes y tal, pidió consejo a sus generales y estos claro, «rodeo señor, damos un rodeo», les tenía en buena consideración y preguntó entonces cómo eran los generales enemigos, «la polla de listos señor, como nosotros o más», ató cabos y se dijo, «si son tan listos como estos míos pensarán que iremos por el camino fácil, o sea que por mis cojones vamos por el desfiladero».

Y le salió la jugada redonda, ya que los hititas efectivamente estaban esperándolos por el otro camino, les pilló de espaldas y se los folló (no literalmente), aunque cierto es que los hititas lograron huir y para tomar la ciudad tuvo que sitiarla. De esa batalla se tienen muchos datos porque Tutmosis fue también precursor de los corresponsales de guerra actuales, él se llevaba su escriba que iba tomando notas, esos dibujitos que se hacían entonces, ahí mandando parar a los soldados en el fragor de la batalla para que posaran, aunque fuera cansado hacerlo con un hacha a dos milímetros del cuello.

Decía de un lunar, hablamos de cómo logró por fin acceder al trono, aunque técnicamente era él el faraón su madrastra aprovechó la regencia para acceder al mando, de hecho la tipa se creía un faraón, que no faraona, bueno, evidentemente Tutmosis logró reinar gracias a que su madrastra murió, la cosa es cómo, y hay muchas teorías al respecto, yo te cuento la mía.

Y la mía es que fue Tutmosis, quien, hasta el nabo de su madrastra, la invitó educadamente a morirse, se sabe que cuando ella la palmó él echó a todos sus consejeros y ayudantes, algo de inquina había, sus imágenes fueron borradas, aunque hay quien afirma que esto se hizo años después, el cómo fue enterrada, sin la parafernalia que acompañaba a los faraones también me dice que algo tuvo que ver si hijastro, de hecho su momia pasó desapercibida durante muchos años.

Pero esa teoría tiene sus pegas, como el que ella se había retirado del gobierno de facto y era él quién realmente tenía el poder, en cualquier caso con los avances arqueólogos acabarán seguro por aclararnos la historia, de cualquier manera ambas figuras, Tutmosis III y su madrastra Hatshepsut tienen una historia tras ellos digna de ser curioseada, lo digo por animarte a ello claro.

Manowar para la posdata y un tema que vaya, ahora no me dice mucho, pero en mis años mozos… anda que no la cantaba yo bien a gusto, «Wheels of Fire».