San Remo, lluvia, nieve y sorpresa.

Si algo caracteriza a las llamadas clásicas de primavera es que alguna de ellas se disputan en invierno, y en la mayoría suele hacer un tiempo más propio del invierno que otra cosa, y encima es lo que nos mola, estás tú ahí en casa, deseando que nieve, que llueva, que granice si hace falta, si se quejan los ciclistas piensas para ti, «nenazas, acojonados, ya no se hacen ciclistas como antes coño, mindunguis, pichafrías» y en estas que te llaman para salir a tomar un café y respondes, «uff, es que está chispeando y yo me resfrío enseguida, mejor para la semana que viene a ver si hace calorcito ya que debemos estar a 15 grados».

Voy a hablarte de la Milán-San Remo, primer monumento de la temporada, ¿que qué es un monumento?, pues son las clásicas más importantes del calendario, ¿qué es una clásica?, pues una carrera de un día con cierto prestigio, suelen ser carreras añejas, que datan de principios de siglo XX o incluso finales del XIX, son cinco, a saber, esta, el Tour de Flandes y la París-Roubaix (las mejores, las de pavé), la Lieja-Bastoña-Lieja que ya es de cotas y eso, pero sin piedra, y a final de temporada Il Lombardia, que es el nuevo nombre del Giro de Lombardía de toda la santa vida.

San Remo es especial, es la más sencilla en teoría, un recorrido salpicado de tachuelas y algún montecito, pero larga, como un día sin pan, táctica, nerviosa, trepidante, hoy llovió, vaya que si llovió, nevó, gran parte del recorrido fue neutralizado (vamos, que no se hizo) debido a las nevadas, esto, a algunos, como Tom Boonen, les sentó a cuerno quemado, hasta el punto de retirarse como protesta y esgrimir el mismo argumento que hablaba al principio, pero este sin tanta hipocresía, «ya no son las cosas como antes, cuando se comían los elefantes», otros, como Pablo Lastras, se alegró, y más se hubiera alegrado si la hubieran dejado de un kilómetro y cuesta abajo.

La cosa es que la carrera, por el mal tiempo, se hizo durísima, ese es el filtro en el que se separa el grano de la paja y el motivo por el que Boonen no quería que se recortara el recorrido, sin apenas batalla ya la gran mayoría de los ciclistas para el autobús, el primero en probarlo de entre los favoritos el campeón del mundo, Philippe Gilbert, que propició que se abriera definitivamente la caja de los truenos, carrera rota e incontrolada, es decir, lo que más nos mola, a que sí.

Y ahí que entre ataques y respuestas se plantan en meta un grupito en el que estaban entre otros Peter Sagan y Fabian Cancellara, que habían tenido sus más y sus menos en cuanto a declaraciones, pues nada, tócate los pies, sorpresa, gana Gerald Ciolek por delante de los dos, a ver, sorpresa relativa, porque este ciclista, Ciolek, es rapidillo, más que eso, es un sprinter puro casi, pero vaya, que nos jodió la fiesta, de todas formas lo que te decía cuando hablaba de Tirreno, este chaval, Sagan, va para figura, ha cumplido de sobra, ganar es privilegio de uno, estar ahí dando el callo es lo que se le exige.

Y hablando de exigir, Andy Schleck, es que la verdad lo de este hombre no tiene nombre, le han vuelto a pillar todo mamado, en un hotel de Munich, en el ascensor, ni atinaba a dar al botón el jodido, menuda preparación que lleva, en un año ha acabado una carrera, impresionante palmarés, cómo coño va a ganar nada si ni siquiera acaba, y no es la primera vez que es protagonista de un escándalo por el pimple, que ya fue echado de una Vuelta a España por su director por irse de fiesta por las noches entre etapa y etapa y pillarse una cogorza de las guapas.

No te digo que deban llevar una vida espartana, pero coño, que te pagan un dineral todos los años y te la sopla todo, y mira que tiene clase el chaval, pero nada, me da que este no levanta cabeza en su vida. Lo dicho, volviendo a San Remo, gana Ciolek, chupando rueda, vencedor moral Sagan, y se adivina una rivalidad entre este y Cancellara que nos ponen los dientes largos cara a Flandes, que será mi próxima chapa ciclista.

Para la posdata Avantasia, que acaba de sacar disco, pero el tema de hoy es de los de toda la vida, «Breaking Away», a las voces Michael Kiske.