El mejor de mis días.

Hoy, 10 de octubre (sí, 10 de octubre), ha sido un día tremendamente hijoputa, lleno de malas noticias, decepciones, discusiones, todo dentro del ámbito laboral claro, rollos sindicales que se trae uno, en fin, qué mejor día entonces, que uno de los cabrones, para imaginar el mejor, el día cuasi perfecto.

Me levanto, legañas como garbanzos, a despertar a las niñas, coño, están despiertas ya, «hola aita, nos hemos levantado, desayunado, vestido, peinado y lavado los dientes, relájate, que te hacemos el desayuno y te peinamos nosotras» ya me extrañaba, qué vacilonas, me paso la mano por la cabeza, qué pelazo, increíble, «bueno niñas, bien, pero he de sacar a la perrita«, «no aita, si ya salió sola ella, se está duchando ahora mismo», acojonante, voy al baño, ahí está con una esponja en la patita frotándose los chuchisobacos.

Vamos para el colegio, salimos a la calle, todos los hombres calvos, murmurando, «qué melenitas», «qué atlético y varonil», «qué culito», eh eh, quietos paraos ahí cojones, ellas todas unas diosas, ondia puta, si tienen una teta en la espalda¡¡, llamo a la parienta a ver si ella también, «no cariño (¿cariño, qué pasó con el «dime gilipollas»?), yo no tengo una teta en la espalda, tengo dos».

Impresionante, la pregunto a ver qué quiere de comida, «nada, tú tranquilo que la comida te la voy a hacer yo, yo y una compañera mía que anda tan falta de cariño como sobrada de balconada», alucinante, llegamos al cole, vítores por doquier, «ese líder de opinión», «lehendakari lehendakari», «hazme tuya macizorro», la profesora de las crías me llama, preocupada porque por primera vez en el curso en un examen la mayor sacó un 9,95.

Voy a tomar café, leo el periódico, todo noticias agradables, «Bajan el IVA al porno al 4%», «El dentista cabrón que aun recomendaba chicles con azúcar entra en razón», «El mus deporte olímpico»… acojonante. Voy a la charcutería, «Eh melenas», me dice la dependienta mientras se desabrocha tres botones de una camisa que le valdría a un nenuco, «he traído un jamón nuevo, pata negra, Guijuelo, ¿quieres probar?», dame una lonchita le digo, «Qué coño lonchita, toma, jamón y paletilla, qué menos».

Llego a casa, oigo la aspiradora, entro, la perrita, que está marujeando, me mira con una cara de admiración, casi veneración, le falta hacer los baños, pero sin prisa, el día es inmejorable… Llaman a la puerta, un tío, calvo, por supuesto (qué asco me dan ahora los calvos joder), me dice, «eh, que soy un hostiable periodista deportivo que habla y opina de ciclismo sin tener ni puta idea, vengo a que me des una somanta de leches bien dadas.»

¿Qué día puede ser más perfecto?, a ver, esta entrada tiene una doble intención, una, alegrarme yo mismo el día, otra, establecer una cadena, pero nada de premios de esos «cuenta «siete cosas» sobre ti», que al final de tanto que se repiten cansan, se trata de lo siguiente, yo ya hice mi entrada, ahora elijo una persona, un bloguero o bloguera, y él que haga, cuando le salga de las tetas y/o cojones, una entrada sobre su día ideal, ¿a que mola?, pues eso, el primer elegido es… Inspi, cuando haga la entrada que enlace esta mía y de otro nombre, que cuando haga su entrada sobre su día perfecto enlace la del que le propuso, a ver si llega lejos la cadena del día perfecto.

Te preguntarás, sin duda, ¿qué canción tarareaba la perrita en la ducha?, pues uno de las grandes canciones de Bon Jovi en sus comienzos, «In and Out of Love». Y ahora te dejo, que me está esperando el periodista…..