«Revenge», la moderna montecrista.

Pues vuelta a la normalidad, se acabaron las vacaciones, bueno, se acabaron hace meses para cuando quieras leer esto, hoy mismo cuando lo escribo, qué mejor manera de comenzar la rutina que con una serie, «Revenge».

Esta es una de las apuestas de la pasada temporada de ABC, apuesta que salió decentemente bien, puesto que ya ha sido renovada para una segunda entrega, es fruto de la mente de Mike Kelley, responsable de otras como «One Tree Hill» o «Swingtown», de las que desconozco su valía puesto que ni las he visto ni las veré, el reparto eso sí, más conocidillo, Madeleine Stowe, prota por ejemplo de esa bonita peli llamada «El Último Mohicano» y sobre cuya fidelidad histórica hice una bonita entrada en su momento, Emily VanCamp, la otra gran prota del invento («Everwood» o «Brothers & Sisters» ), Gabriel Mann, Henry Czerny, quien os sonará, seguro, de «Los Tudor» y un montón de actores y actrices que como no salen en ninguna serie que haya comentado pues no me sale de los witos poner su nombre.

Bueno, pues eso, promete una nueva visión de «El Conde de Montecristo», comienza la serie con un asesinato y luego la historia retrocede unos meses, esa puta manía de cambiarte el momento de la acción y que tan pocas veces está justificada. Ahora ya pues nada, comienza la serie de verdad con la llegada de la dulce prota a su nueva y alquilada casa (alquilada por un zorrón que se adivina de los gordos) y que se nos hace ver que ella de niña ya vivió allí y que a su querido padre le hicieron pupa, detrás de su encantador rostro esta chica esconde una mala hostia de cuidado, amén de un montón de pasta. Todo en pos de una venganza que claro, es probable que se nos acabe haciendo larga.

Pues nada, de eso se trata, en cada episodio se venga de alguien que en su momento puteó al padre, no, no los mata a lo «Dexter», se conforma con joderles su actual vida, arruinarles, descubrirles infidelidades y tal, porque claro, una cosa es ser cabrona y vengativa, pero no debes hacer un esfuerzo en que el espectador dude de que ella es la buena y los demás unos hijoputas.

Lo malo es que te das cuenta de que te presentan una historia y esta sólo avanza en plan culebrón, porque de los cabronazos y cabronazas que se deshace van apareciendo episodio a episodio, tú lo único que esperas es su gran venganza contra los vecinos, la mala mala mala, pero mala de narices, Stowe y su infiel esposo, claro, ves de qué palo va el tema y sabes enseguida, a los dos capítulos, que eso como mucho a final de temporada, ¿y mientras?, pues eso, venganzas, que te dejan indiferente, lujo, mucho lujo, personajes super originales (hay uno que es feo incluso) cuerpos imponentes, los buenos buenos, los malos malísimos, pero es que además tienen cara de malos, ensayan, y se nota, a diario, «pon cara de malote tío», ahí frente al espejo, tópico.

La niña rica con novio cachas que se enamora del chico pobre majete (y por supuesto buen tío, no como el novio que encima le da palizas), el hermano del majete, más majete todavía y por supuesto super atractivo, el perro… ay el perro… es que ni Spielberg sería capaz de darle sentimientos humanos a un animal como lo hacen aquí, qué memoria tiene el chucho, nadie reconoce a la chica, él sí, a decenas de metros.

Lo dicho, llega a un punto la cosa que te dices, «que les den a todos», por sosos, por trillado, por tomarte el pelo, una historia que daría para una miniserie y eso siendo generoso, veintitantos capítulos, anda, por mis huevos que pienso aguantarlos.

Pero nuevamente di muestras de mi decisión para mantener las decisiones y la acabé, porque enseguida la serie deja el formato de episodios autoconclusivos para tener más clara la trama, y cierto, no deja de ser un culebrón alargado en exceso, pero vaya, que sin ser gran cosa es entretendilla.

Dark Moor para la posdata, «Love from the Stone» el tema.