Mi apreciada suegra.

No sé si te lo he dicho alguna vez, tengo suegra, sí, es lo que tiene casarse, que viene la suegra incluida, mira que te avisan, «no te cases», nada, tú caes, sin ver el peligro, ojo, no todas las suegras son malas, yo siempre digo que decir eso es una indignidad, la de mi mujer por ejemplo es una suegra buenísima, una santa, ahora, la mía…

Y no es que empezáramos mal no, incluso la sacaba a pasear, y sin correa ojo, le dejaba oler meaos, pararse a hablar con otras suegras, hasta cuando iba a tomar café la daba la galletita, pero ese fue el primer error, pasearla, porque claro, el idioma causa confusiones, estaba yo un día ahí dándole el paseo y me encuentro con un colega, me dice el cabrón, «eh, que tienes un bicho», no me jodas, «macho, que es mi suegra coño», y fue mi suegra la que me quitó la arañita de la calva de una hostia, joder, que especifique ¿no?.

Ya ahí, por defenderla, empezó a fraguarse una relación complicada, claro, las niñas ayudan a ello, estábamos en el acuapark ese de los bichos marinos, viendo a los delfines, la niña venga a dar el coñazo, «quiero ver la foca, quiero ver la foca», tú hasta los huevos de la niña, «QUE QUIERO VER LA FOCA¡¡¡¡», «joder niña, que ahora viene la abuela no seas pesada», y se lo casca, y ella me casca a mí, ella, la mujer, mi cuñada y hasta la taquillera, que tampoco tenía sentido del humor y sí siete yernos.

Y es que las niñas son las culpables, de una manera y otra, nacen y ya está la bruja dando consejos, como si se los pidiera alguien, aunque hay que decir la verdad, a veces tiene razón, y aun dando la razón tienes problemas, la niña llora, la parienta loca porque no se calla, tú hasta los huevos porque no puedes ver el Tour tranquilo, llega la ogra, «son gases» dice, mi mujer que no, ella que sí, que no, que sí, sales ya mosqueado, «cariño, hazla caso, si de algo sabe tu madre es de gases, coño, que hasta mecheros he llenado yo cuando se tira pedos», ya se jodió, ya dejan de discutir entre ellas y se dedican a vilipendiarte.

Un día, en el hiper, ahí haciendo la compra, con la suegra claro, y mi venerada esposa, estaba yo con esta última mirando tranquilamente la comida para la perrita cuando oímos un alarido, estremecedor, «¿qué ha sido eso?» me pregunta mi santa parienta, «será tu madre, que habrá visto las depiladoras», joder, qué poco sentido del humor, mira que son grandes los sacos de comida para perros, pero los manejaba como almohadas, «MAMÁ MAMÁ, MIRA LO QUE TE HA LLAMADO» y la otra se une a la fiesta, coño, que apareció hasta la taquillera del acuapark, y esta me daba con las desbrozadoras de jardín, «toma depiladora, toma¡».

Pero es que a veces te la ponen a huevo, el pueblo, ah en el pueblo, ah esas tradiciones milenarias, «hijo», qué manía de llamarte hijo, «este año te vienes al pueblo, ya verás qué bonito cuando bajamos todos al río», que digo yo que pobres ríos, así están, no hay pueblo que no bajen todos al río con cualquier disculpa, claro, tú por si las moscas preguntas,»¿cómo se baja al río?», porque tú de andar poco, la parienta como te conoce ya te va respondiendo, «tranquilo cojonazos, que vamos bajando en la burra a turnos», y tú pensando, «pobre suegra, va a acabar reventada», hostia, coño, si no lo he dicho, sólo lo he pensado, da igual, te leen la mente.

Toda suegra tiene una manía, querer ser amiguita de sus hijas, compartir secretos, los «ji ji ji», ir de compras, vestir igual…. señora, por Dios, que por mucho que se empeñe no, no cabe, sus hijas están buenas, usted es como esos jamones que tanto le gustan, tiene más grasa que magro, no, no entra, ni en plan apretado «morcilla de Burgos», usted tiene que tener como referente ya el estilo de Demis Roussos, y no, no está «rellenita», está gorda, pero gorda de cojones, y no, olvídese, no es porque sea ancha de huesos, ni de constitución ancha, es por zampar, que no tiene conocimiento oiga, que se come los melones como si fueran aceitunas, y un melón no engorda, cierto, pero 20 de una sentada sí.

Acabamos con una bonita cita, «Las suegras son como las nubes, cuando se van se queda un día cojonudo», que resume perfectamente lo dicho.

Barricada para la posdata, «Haz lo que Quieras (tu Cuerpo)», el tema, que una cosa te digo, esta es de las canciones especiales de uno, me trae grandes recuerdos, no de mi suegra por supuesto, sino de quizá la chica a la que más he querido en mi vida, es esa que los románticos llamarían «nuestra canción».