«El Puente», la Alemania profunda.

Bueno, hace tiempo di fe de que pensaba hablar, escribir, acerca de lo que me fuera interesando, aunque sea de cosas como una vieja peli alemana de los años 50, como además, con mi última y «genial» entrada ya he perdido gran parte de la clientela, incomprensiblemente sobre todo mujeres, pues puedo dedicarme a cosas como «El Puente», o «Die Brücke» en guiri germánico y teutónico.

Hablamos de una peli alemana, de 1959, dirigida por Bernhard Wicki y hecha en plena postguerra, peli de esas llamadas de «culto», término que nadie sabe definir pero que todos sabemos a qué se refiere, yo lo relaciono con esas pelis, series y demás, no demasiado conocidas, sin demasiados seguidores, pero con unos fieles acérrimos, ¿de qué va?, pues de la vida en los momentos finales de la II Guerra Mundial en un pequeño pueblo de la Alemania más profunda.

Encontramos pues un pueblo con ancianos, mujeres y niños, que sobreviven sin más, como sobreviven a la guerra todos los civiles, esperando simplemente que acabe, con las ratas abandonando el barco. Y los chavales, un grupo de chavales como lo son todos los chavales, que se enamoran, que creen a pies juntillas en lo que creen, chavales, juventud, niños, lo bueno del tema es que esta parte te la narran sin excesos, sin dramatismos innecesarios, más con un estilo costumbrista que otra cosa.

Llegan los tiempos de cumplir con el deber, como buenos alemanes, cuando se acaban los hombres les toca el turno a los niños, y nuestros chavales son llamados a filas, ante los ojos de las viudas, sus madres, estirando más y más el mudo sufrimiento del pueblo llano.

Ahí entra la triste casualidad, un oficial, preocupado por los chavales, consigue darles una misión alejada del frente, defender el puente que da entrada al pueblo, posición en teoría sin peligro alguno, digna misión de unos bisoños chavales cegados por la propaganda, además les deja bien claro que no deben abandonar su posición, para asegurarse que no dejarán nunca el oasis de seguridad para dar rienda suelta al ímpetu juvenil y unirse a la batalla, pero ese puente intrascendente se convierte de repente en el mismo frente, al ser desbordadas las frágiles líneas alemanas, allí los chavales acatarán sin duda la orden recibida, defenderlo a toda costa, del oasis pasan al infierno, de la seguridad a tener enfrente la línea de lanza del enemigo invasor.

Es sin duda una gran película esta, de las que a pesar de ser una antigualla se ve en un suspiro, incluso las escenas bélicas están rodadas con bastante brío y óptimos resultados, una rareza, especial.

Más allá de la curiosidad de ver otro punto de vista a algo tan trillado en el cine como es la II Guerra Mundial esta peli sirve como reflexión una vez más acerca del nazismo y de la culpabilidad o no del pueblo alemán en su barbarie, ojo, siempre se corre el riesgo en estas cosas de pasar de un extremo a otro, tampoco es la primera vez que sale el tema en este blog, cuando hablamos de Rabe ya apareció. «¿Vencedores o Vencidos?», una peli que narra uno de los juicios que contra los nazis se celebraron en Nurenberg, peli bastante interesante, en una escena el personaje que interpreta Richard Widmark, en plena cogorza, dice lo que sólo un borracho es capaz de decir, «al final va a resultar que no había nazis en Alemania», ese es el riesgo, pensar que el holocausto fue cosa tan sólo de dos o tres.

Pero, pongámonos a pensar, pongámonos en la época, sí, ahora tenemos internet, periódicos, radios, teles, a punta pala, es relativamente sencillo formarnos una idea aproximada de la realidad de las cosas, pero a pesar de tener tantos medios para informarnos tenemos la sensación de ser engañados, de que no nos cuentan toda la verdad.

Imaginaos entonces cómo podría ser la vida ya no en las grandes ciudades alemanas, sino en las pequeñas, en los pueblos, en los pueblos y ciudades alemanas de la década de los 30 y 40, con una sola voz hablándoles, la de los nazis, con chavales, tan fácilmente manipulables, tendemos a ver las cosas desde nuestra perspectiva, otorgando culpabilidades con suma ligereza, evitando la empatía cuando esta nos supone entrar en una posición incómoda.

¿Cuántos culpables hubo?, decenas, centenares, miles incluso, muchos más que callaron, que se acobardaron y cedieron, no hay nada más humano que el miedo, nunca justificable, pero al menos comprensible, no sé, me siguen faltando millones, millones que quizá sólo tuvieran culpa de vivir en el lugar y época equivocados, millones que sufrieron desde luego más de lo que sufrieron los jerarcas nazis, muchos de ellos retirados luego en países gracias a «Odessas» auspiciados por honorables democracias occidentales, millones de hombres, mujeres, ancianos, niños, bastantes muertos, en bombardeos, en el frente, sufriendo en ocasiones la venganza del enemigo, enemigo al que poco daño pudieron haber hecho ellos puesto que nunca les habían visto el pelo.

No me entiendas mal, no se trata en ningún caso de justificar el nazismo, ni mucho menos, que eran unos hijosdeputa lo tenemos claro, se trata de ver más allá, de no meter a todos en el mismo saco, en Alemania hubo mucho cabrón en esa época, pero eran muchos más los simples ciudadanos, como los de «El Puente».

Mandragora Scream para cerrar, bonito tema este «Killin Game»