Reflexiones a peseta, con «Deathwatch» al acecho.

Bien, hace un tiempo, curioseando y tal por blogs, me topé con un comentario, era de un mozo que comentaba una entrada en plan: «Muy bonita, espero que puedas visitar mi blog algún día», me dio que pensar, casi mendigando atención, tiempo antes hice una entrada con algún consejo para ganar visitas, bien, en los comentarios aparece Catucha y nos abre los ojos, a ver, abrirnos los ojos lo consigue con tan sólo mirar los suyos, era una cosa de esas de escritores cojonudos, como yo, metáfora, figura literaria o como cojones se llame, cosas que quizá a ti, modesto lector, se te escapen, decía que nos abrió los ojos con un simple comentario, comentario grandioso por otra parte.

Venía a decir que sí, que a todos nos gusta que nos lean, pero que eso de comentar por comentar, sólo por atraer clientela pues como que no, que cuando se comenta debe ser porque realmente hay algo que decir, que el comentario venga de la sinceridad, no para eso, atraer visitantes. Bien, a eso habría que añadir el comentario que se hace como yo digo «por obligación», alguien comenta en tu blog, vas tú y lo haces en el suyo.

Bien, antes de este tenía otro blog, ya te lo he dicho lo sé, pero da igual, atiende, en meses tan sólo comentaron dos personas, ¿visitas?, ni zorra idea, no tenía siquiera contador, me la pelaba pero bien, escribía cuando me apetecía y de lo que me salía del escroto, usando las palabras que me salían del forro del anteriormente citado escroto, ahora, con el cambio de alojamiento resulta que coño, inexplicablemente uno ve como llega y llega gente a este rinconcito de mi mente, de mí, a ver, ojo, no nos vayamos a equivocar, me gusta, me encanta, me siento algo incómodo cuando recibo flores, porque sé que realmente no las merezco, pero lo dicho, un placer el reconocimiento de tener gente de todo tipo cerca de mí.

Tampoco estoy en contra de los comentarios, me gusta comentar en otros blogs, que comenten en el mío, que pongan enlaces, de lo que quieran, de artículos de su blog por ejemplo, internet es compartir, ese es el espíritu, ahora, supongo que más de uno habrá comentado alguna vez por eso que dije antes, «sintiéndose obligado», por corresponder, no, para nada, cuando comento en un blog lo hago porque me apetece, no tienes por qué corresponderme, comento en blogs cuyos autores jamás se han pasado por el mío, que lo sepas, vale, llegamos al final de esta minireflexión inicial.

El tema del apotema es que con el paso del tiempo me di cuenta que me estaba traicionando, que comenzaba a escribir pensando en vosotros, pero en vosotros no como lectores ocasionales, sino como cibercolegas, si os gustaría y tal, mira, no, paso, uno es como es, debe ser como es y debe actuar como es, lo siento, no debo traicionarme, porque si empecé a escribir en un blog no fue para que tú o tú me leyeras, es que me da igual, es para dejar muestra al mundo de mi genialidad, de mis gustos, en general, sé que no me entiendes, pero me da igual.

Así que en ese estilo, el que quiero para este mi blog, no voy a evitar entradas como esta, te voy a hablar de una peli, «Deathwatch».

Es esta una peli bastante desconocida, curiosa, que me gustó, como me gustó hablaré de ella, tú me dirás: «Ya, una de recomendaciones cinéfilas», bah, ni de coña, no te la voy a recomendar, porque salvo uno o dos nombres que me asoman a la cabeza dudo mucho que te gustara. Michael J. Bassett la dirigió en 2002, ¿gente conocida en el reparto?, pues son actores de esos que te suenan, pero vaya, poca estrella, a destacar eso sí, Andy Serkis, el «gollum» de toda la vida, y Jamie Bell, el prota, el de «Billy Elliot».

¿De qué va?, pues de las trincheras de la primera guerra mundial, un ataque inglés que da como resultado a los restos de una compañía británica perdida «conquistando» una trinchera alemana, trinchera que no saben ni siquiera dónde está.

Eh, atiende un poco, sí, muestran la batallita del principio, las trincheras sin escatimar toneladas de lodo, agua, ratas y miseria, excepcionalmente ambientada además, realista, pero, una cosa te digo, no es esta una peli bélica, qué va, si un género le viene al dedo es sin duda el de suspense, terror incluso, con su parte bélica vale, y su parte de drama vale, pero ante todo es eso, de sustillos, de acojone. Porque en este caso el enemigo no son los alemanes (ejem, sí, te has visto la peli, shhh), sino… sino ¿qué?, ni puta idea, «algo».

Pero tampoco es que sea esto una de esas pelis en la que los protas van cayendo a manos de un asesino invisible y tal, qué va, algo de eso hay, pero también entra el factor del miedo, de la locura, de cómo las situaciones extremas hacen que los actos de un tío carezcan de sentido, esa parte es para mí sin duda la mejor. O sea, que sí, es de esas que van cayendo y tal, pero con matices, ¿cuáles?, es que si te los cuento te reviento la peli, para que me entiendas, si te digo que «El Sexto Sentido» es una de un niño que ve muertos, pero que tiene sus matices y te digo que esos matices se resumen a que Bruce Willis está muerto… pues flaco favor ¿no?.

En fin, que una peli que lo dicho, dudo que te guste, a mí si, como a mí si pues nada, hablo de ella, bien, posdata, Katra, fineses, una de las pocas bandas con fémina al frente donde ella es la jefa, Katra Solopuro fundó el grupo y le dio su nombre, gótico de ese sencillote, sinfónico, pero coño, realmente molón, de ellos este: «Beast Within»