«The Walking Dead», de culo, cuesta abajo y sin frenos.

Pues nada, que toca hablar de «The Walking Dead», la serie más exitosa del canal AMC, más incluso que «Mad Men», creada por el ilustre Frank Darabont, que luego abandonó la serie, unas fuentes dicen que por voluntad propia y otras que despedido, Darabont además dirigió el capítulo piloto de la serie.

Su reparto: Andrew Lincoln, el insoportable jefecillo de «Strike Back», Jon Bernthal («The Pacific»), Sarah Wayne Callies («Prison Break»), Laurie Holden («Expediente X»), Jeffrey DeMunn o Steven Yeun, que pone la nota exótica, aunque claro, el reclamo de la serie no son ellos, ni mucho menos, son los zombis, perdón, los «caminantes». Dos temporadas emitidas y una tercera ya, por desgracia, confirmada.

La verdad, uno no entiende tanta coña con los zombis, a ver, que los vampiros tengan su público se entiende, pero ¿un zombi?, amos, si no hay cosa más horrorosa, sosa y tonta que un zombi, y lo peor, que no coño, que no me lo creo, que no trago que una plaga de zombis se carguen prácticamente el mundo entero, porque supongo yo que cuando ningún aliado de los Estados Juntitos va en apoyo de este es porque los dichosos caminantes están ya reinando sobre toda la Tierra.

Es que veamos, se trata de unos tíos que van a paso ancianita con andador, arrastrándose, con nula táctica para la caza, y a los que con un mero tiro en la cabeza ya te los zumbas, hombre, una plaguita a pequeña escala pues vale, pero ¿así tan gorda?, peor, resulta que donde ha fallado el ejército con todo su modernísimo armamento, donde falla todo va un grupo de ciudadanos anónimos y se cepilla a decenas de bichos de estos, muy creíble sí.

Pero vayamos a lo que me ha parecido la serie esta, como dije antes Darabont se hizo cargo de la adaptación (debe estar esto basado en unos cómics) y dirigió el piloto, episodio que coño, estaba muy bien, con alguna escena realmente brillante, esa puerta en el hospital reteniendo la amenaza por ejemplo, luego ya la cosa pues eso, va perdiendo, la primera temporada era cortita, como además había mucha pasta y, hay que reconocer las cosas, los caminantes estaban muy currados y aparecen bastante, pues entretenía, acababas un poco hastiado de tanta moralina, de tanto personaje moralmente intachable, pero claro, tampoco es para ponerse exigente del todo, entretenía, ya vale, a pesar de eso hasta se te acababa haciendo larga.

Y llegamos a la segunda temporada, donde a lo que se ve, al aumentar el número de capítulos debieron de ver que se escapaba el presupuesto y ya nada de escenas ahí repletas de centenares de zombis, es más, poco a poco va relegándoles a un segundo plano y dando protagonismo a nuestra pandilla de intachables héroes, cuyas vidas nos interesan una mierda siendo sinceros, que no coño, que si vemos esta serie es por ver a los arrastrapiés, es que además el casting deja mucho que desear, transmiten más bien poco, no te los crees ni tras asistir en persona a la quema de una incautación de marijuana.

Es que además es un cúmulo de despropósitos, van a una granja y la gran protección de la granja es una valla, cojonudo, fíjate tú que la epidemia de zombis ha arrasado ciudades enteras, con sus edificios cerrados con llave y todo, pero una mísera valla es demasiado para ellos. Tópicos, el ancianito bondadoso que opera es preguntado por su experiencia previa, sí, piensa mal anda, imagínate, VETERINARIO, amos no me jodas, tú ahí diciéndote mientras le hacen la pregunta, «no, no van a tener huevos de que sea veterinario», pues sí, como sartenes tienen las pelotas los guionistas.

Y esas conversaciones estúpidas, que te dan ganas de llamar a los zombis, cavarles un túnel y que se los zampen, la cosa es que deberías sentir empatía con los supervivientes, sufrir por ellos, pero es que estás deseando que no dejen ni los fémures de ellos, pero bueno, te dices, «quizá luego mejore algo» y te autoengañas para seguir viéndola. ¿Por qué?, porque lo poco salvable, la poca imaginación de los responsables de la serie, te lo ponen en los últimos minutos de cada capítulo, para que vuelvas a por más, estos minutillos es lo único que diferencia «The Walking Dead» de recientes bazofias televisivas como «Falling Skies», alguna cabronada, alguna situación límite, no sé, algo de vidilla que rompe la monotonía, lo mismo vuelven a usar a medida que se acerca el final, metiendo más cabronadas y mala leche.

Pero es que hay tanta sinsorgada… podíamos hacer una entrada sólo con sus diálogos estúpidos y otra con las situaciones absurdas, encuentran un zombi en un pozo, hay que sacarlo, de cebo un jamón, como no está vivo no funciona, ¿qué harías tú?, pues meter una gallina, un conejo, una rata, pero no, ellos no, ellos meten al chinito, total, como hay más de mil millones de chinos qué más da uno menos, claro, nada más meterse el chinito sabes que algo va a ir mal, efectivamente, la cuerda se suelta, qué imaginación por Dios. O ese darles gallinas a unos zombis retenidos en un pajar, a ver, ¿qué pasa?, ¿se van a morir de hambre?, que están muertos coño, «Walking Dead», dead, dead, mu-er-tos.

Nada, encima es de estas series hipócritas, que te muestran con detalle cómo los zombis devoran seres vivos, personas incluidas, te muestran con detalle cómo machacan cabezas de «caminantes», no escatiman detalle en sangre, vísceras y cosas de esas, pero como es una serie familiar pues ni un pezoncillo, que los críos luego se vuelven salidos, lo dicho, serie para pasar el rato, por lo bien que están hechos los zombis, diálogos e interpretaciones para olvidar y situaciones que de tanto rozar lo patético y trillado pues eso, que te descojonas un rato.

Eso sí, la tercera temporada me da que me la fumo.

Royal Hunt para la posdata, realmente no merece la serie tal colofón, porque este grupo es muy grande para ella, la canción, «Message To god»