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«The Pacific», lo que pudo ser y no fue.

Cuando Steven Spielberg y Tom Hanks pensaron en hacer «The Pacific» debieron de tener en mente su anterior aventura juntos en una serie bélica, «Hermanos de Sangre», sabían que si hacían algo parecido cambiando el escenario las comparaciones, que de todas maneras eran esperables, iban a ser obligadas, así que decidieron un cambio de estilo, con un presupuesto de lujo presentaron la serie en 2010.

Para llevar a buen puerto la serie contaban con la ayuda, entre otros, de uno de los directores más injustamente ignorados del momento, Tim Van Patten, algún día habría que recordar el curriculum de este hombre, actor, director, productor, en «The Pacific» ejerció de los dos últimos roles, como referencia tomaron varias novelas, con dos de ellas como principales, «Helmet for My Pillow» de Robert Leckie (James Badge Dale en la serie) y «With the Old Breed» por Eugene Sledge (Joseph Mazzello), ambos autores son los personajes principales de la serie junto a John Basilone, este interpretado por Jon Seda, un habitual de HBO, presente en «OZ» y «Treme».

Ese es el principal error, lo que le hace desmerecer respecto a «Hermanos de Sangre», mientras que en aquella seguíamos a un grupo de soldados, siempre el mismo grupo, aquí seguimos a tres personajes que ni siquiera llegaron a coincidir en el frente, acaparan el protagonismo con tres historias practicamente sin conexión alguna, los secundarios pierden peso, quedando desdibujados, otro error, se nota cierto maniqueismo a la hora de contar la historia, los americanos son unos guerreros implacables, parece que juegan con la play matando japos, estos son idiotas del culo que parecen más preocupados en correr a pillar las balas con su pecho que de otra cosa, en un capítulo se nos deja claro que los pobres yankis las pasaban putas en una isla porque no tenían apenas agua potable ni suministros, en una isla rodeada por su marina si ellos estaban así ni qué decir cómo estarían los japoneses, claro que esto es algo en lo que el cine y la tele yanki caen continuamente si exceptuamos cosas como «Cartas desde Iwo Jima».

Más cosas que no me gustaron, en una miniserie bélica, de diez capítulos, dedicar practicamente tres o cuatro a los amoríos es excesivo, es como si pagas una mariscada y hay casi la misma lechuga que percebes, que metas un capítulo digamos que para descansar de tanta matanza pues vale, también el las guerras habrá sitio para la jodienda, pero se pasan.

Así pues, entre que se nos cuentan tres historias sin conexión y que se nos mete mucha paja (en plan fino, que no se masturba aquí ni Dios, que es de Spielberg), hay mucha desigualdad entre los capítulos, en toda serie los hay mejores y peores, importantes y de relleno, pero aquí directamente te ofrecen choped y jabugo.

Porque sí, hay jabugo, donde más luce «The Pacific» es sin duda en las batallas, se nota la pasta invertida, cruda como nunca antes se ha visto en la tele, incluida «Hermanos de Sangre», Iwo Jima queda muy desdibujada y Guadalcanal lo muestran más como videojuego que como otra cosa, pero Peleliu por ejemplo es todo un espectáculo en tres entregas.

Mención aparte para el capítulo dedicado a Okinawa, sin duda lo mejor que he visto en mi vida en la tele cuando se trata de mostrar una batalla, simplemente acojonante, duro, muy duro, aquí la gloria deja paso a las miserias de la guerra, plasmando que no sólo los militares participan en ella, sin duda debió de ser el colofón de la serie, pero metieron un capítulo final dedicado al regreso a casa de los protas, que vamos, sobra como la suegra los domingos.

Así pues, es buena, pero irregular, tiene momentos muy buenos con otros en los que ahostiarías a alguien por cómo pierden el tiempo en chorradas en vez de mostrar lo que mayormente buscas en una serie bélica, tiros, como todo lo relacionado con Tito Spielberg es un producto familiar, es decir, hay muertos, sangre, cuerpos desmembrados pero nada de sexo explícito, para que lo puedan ver los niños tranquilamente.

Postdata, Helloween venía de un par de discos más bien mediocres, sobre todo esa tercera parte del «Keeper» casi avergonzante, así que cuando publicaron «Gambling with the Devil» las espectativas no eran muchas, resulta que sin embargo les salió un LP realmente bueno, potable, recuperando la garra de antaño, variado pero casi sin relleno, de entre el album sin duda el temazo, al menos para mí, es este «Final Fortune».

Por cada diez comentarios entrarás en un sorteo para pasar una noche de amor con el autor. (Quien mee de pie o mee sentada pero tenga bigote o barba queda excluído, si estás muy buena dímelo y te doy dos boletos extra)

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